Los ocho grandes problemas de los adolescentes
Paro, fracaso escolar, subcualificación, malos hábitos, unas pensiones tardías... el escenario para los jóvenes españoles es malo y la tendencia es a empeorar
La crisis económica también es una crisis política y valores, también social, educativa y de estructura nacional. Pero ¿quiénes van a salir peor parados? ¿quiénes están ya sufriendo las consecuencias de una sociedad que coarta sus necesidades de crecimiento, de desarrollo, de emancipación personal?: los jóvenes.
Los grandes problemas a los que se enfrentan los jóvenes cuando tienen que dejar el hogar paterno son numerosos y no plantean un panorama nada halagüeño. Uno de los problemas son los malos hábitos.
La crisis económica también es una crisis política y valores, también social, educativa y de estructura nacional. Pero ¿quiénes van a salir peor parados? ¿quiénes están ya sufriendo las consecuencias de una sociedad que coarta sus necesidades de crecimiento, de desarrollo, de emancipación personal?: los jóvenes.
Los grandes problemas a los que se enfrentan los jóvenes cuando tienen que dejar el hogar paterno son numerosos y no plantean un panorama nada halagüeño. Uno de los problemas son los malos hábitos.
-La cultura y los hábitos. España no goza de una educación fomentada en la cultura del esfuerzo. En este sentido, los jóvenes tienen unos hábitos de vida que pasarán factura cuando la persona esté en la plenitud de la vida: propensión a consumir alcohol y drogas, pérdida de audición debido al gran uso de auriculares, vida nocturna, relaciones sexuales anticipadas lo cual conlleva el desarrollo de enfermedades de diversa índole y embarazos no deseados, embarazos no deseados en chicas que acabarán abortando con el consabido coste psicológico que se paga.
Educar en valores no es tarea fácil dados los tiempos que corren. Transmitir a nuestros hijos la construcción su personalidad, se estrella en demasiadas ocasiones con el modelo de sociedad que proyectan los medios de comunicación -especialmente la televisión- y fomentan incluso las administraciones.
Se trata de un modelo basado en no renunciar a nada, vivir sin complicarse la vida y esquivar el esfuerzo, que es la mejor forma de medir la felicidad en términos de placer inmediato, aunque lleve aparejados la pereza, el egoísmo y, a la larga, el fracaso
Educar en valores no es tarea fácil dados los tiempos que corren. Transmitir a nuestros hijos la construcción su personalidad, se estrella en demasiadas ocasiones con el modelo de sociedad que proyectan los medios de comunicación -especialmente la televisión- y fomentan incluso las administraciones.
Se trata de un modelo basado en no renunciar a nada, vivir sin complicarse la vida y esquivar el esfuerzo, que es la mejor forma de medir la felicidad en términos de placer inmediato, aunque lleve aparejados la pereza, el egoísmo y, a la larga, el fracaso
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